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Geografía
PAÍSES
Brasil - 1ª parte
rasil es un Estado de América del Sur. Limita con Venezuela, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa al N, el océano Atlántico al E, Paraguay, Argentina y Uruguay al S, Perú y Bolivia al O y Colombia al NO. La capital es Brasilia.
Brasil, un país que por su extensión es uno de los mayores del mundo y el primero de América del Sur, carece, no obstante, de relieves importantes. El 40% de sus tierras están por debajo de los 200 m de altitud, debido a que una de las formaciones más significativas y extensas del medio natural brasileño es la enorme y baja cuenca del río Amazonas; la parte alta de este río y las de sus principales afluentes se hallan fuera del país, en la cordillera de los Andes.Brasil recoge buena parte de las aguas andinas de la vertiente atlántica, y resta protegido, gracias a las alturas de esta cordillera, de las influencias climáticas del océano Pacífico. Así, dejando al margen la Amazonia, y sin poseer ninguna estribación andina, las más destacadas formaciones orogéneas se hallan en el centro-sur y el E del país. Allí se elevan extensas mesetas llamadas planaltos, que ocupan y condicionan buena parte del medio físico brasileño, siendo también importantes zonas agrícolas y ganaderas. De entre estas mesetas cabe destacar la del Mato Grosso y la de Goiás, espacios elevados que cumplen la función de divisoria de aguas entre la vertiente amazónica del N y la de La Plata (al S). Estas dos vertientes atlánticas y tropicales configuran la mayor parte de la red hidrográfica de Brasil, pero existen también otras cuencas formadas por ríos menores cercanos a la costa.
En conjunto, el país ofrece un mapa hidrológico de los más ricos e importantes del mundo: el Amazonas y sus principales afluentes (Negro, Xingu, Tocantins, Madeira, etc.), abarcan una enorme cuenca fluvial de más de 7 millones de km2. El Amazonas, el río más caudaloso del planeta, nace en los Andes peruanos, transcurre paralelo al Ecuador y cruza Brasil en toda su anchura de O a E. Recibe importantes afluentes tanto por el N como por el S, y forma una vastísima depresión que ocupa un 56% del territorio brasileño. La cuenca del S, la del Río de la Plata, tiene en Brasil tan sólo su origen, por lo que estos importantes ríos no alcanzan su plenitud hasta que entran en Argentina, Paraguay o Uruguay. Únicamente el Paraná vertebra buena parte de la hidrografía del interior del SE brasileño. Otros ríos son los que tienen su origen en la accidentada región que forma toda la costa E.Situadas entre las regiones mesetarias y el Atlántico, se elevan importantes sierras paralelas a la costa, destacando la de Paranapiacaba, la de Espinhaço y la de la Mantiqueira. Entre estas dos últimas, y en un pequeño macizo avanzado hacia el mar, sobresale el pico más alto de Brasil, el pico de Bandeira, con 2.890 m de altitud. En estas sierras costeras nace otro de los grandes ríos, el São Francisco, el más importante de la región E y la tercera cuenca del país. De entornos más humanizados, su trazado, a través de un valle interior paralelo a la costa, ha constituido vía histórica de comunicación y área de importantes cultivos tropicales. Al N, en los límites con Venezuela y las Guayanas, existen otras zonas elevadas, con mesetas y sierras relevantes, como las de Parima y Pacaraima o la sierra de Tumucumaque, que marca la línea fronteriza con las Guayanas. Otras pequeñas formaciones montañosas se elevan en todas direcciones y vertebran buena parte del territorio oriental y costero.
El país, bañado exclusivamente por el Atlántico, presenta por lo general una costa poco accidentada, pero con importantes bahías como la de Guanabara (Río de Janeiro) o la de Todos os Santos. El delta-estuario del Amazonas y el cabo San Roque, que se adentra hacia el mar, forman dos de los accidentes costeros más relevantes del N. En la zona meridional destaca la recortada costa que, a partir de los entornos de Río de Janeiro, sigue hacia el S con varias islas y peñascos rocosos, numerosas bahías y dos inmensas lagunas costeras: la laguna Dos Patos y la laguna Mirim (ya casi en la frontera con Uruguay).La mayor parte del inmenso territorio brasileño se halla entre el Ecuador y el trópico de Capricornio. Ello implica que su régimen climático sea, salvando variaciones regionales, marcadamente tropical y tórrido. Las altas temperaturas medias, entre los 25 y 30ºC, la siempre elevada humedad relativa del aire y las copiosas lluvias que superan ampliamente los 2 000 mm anuales en muchas zonas, hacen de Brasil un país al que bien podría calificarse globalmente de muy cálido y húmedo durante todo el año. La importante elevación de algunas de sus mesetas genera variedades climáticas destacables, como una mayor sequedad y unas temperaturas medias más bajas, consecuencia directa de la más acentuada continentalidad de estos planaltos y de su menor recepción de la húmeda influencia atlántica. En estos entornos se crea un clima de sabana que a veces, como ocurre en el noreste del país, puede llegar a situaciones de aridez, formando paisajes semi-desérticos.
Las variedades climáticas dentro de Brasil se dan en función de la altura, la continentalidad y el origen de los vientos, aunque, teniendo en cuenta su extensión, presenta una variedad climática menor que la de muchos países más pequeños. Las diferencias climáticas comportan distintas variedades de un mismo clima tropical, que se reflejan claramente en la vegetación: las mesetas elevadas y esteparias restan cubiertas por hierbas altas y pequeños matojos, siendo las tierras más aptas para las explotaciones extensivas agrícolas y ganaderas, tan comunes en lugares como el Mato Grosso o en el templado S. En las zonas costeras, en la periferia de la selva y en los puntos elevados aparecen, por contra, enormes bosques de palmeras y cedros, donde se desarrollan los más típicos cultivos tropicales, como los cafetales, el cacao o la caña de azúcar. Pero el tipo de vegetación más extendido en Brasil es la selva, la exuberante y espesa selva tropical del Amazonas, donde se encuentra concentrada la mayor parte de la riqueza botánica del planeta.El rico ecosistema selvático acoge a una numerosísima variedad de especies vegetales y animales, con grandes árboles de incluso más de 50 m de altura que coexisten con el también abundante bajo bosque, creando un espeso manto vegetal. La selva amazónica es una reserva biológica única en el mundo y pertenece, en su mayor parte (8,3 millones de km2), al Brasil. Al país le toca, así, ser garante del mayor patrimonio natural del planeta, ya que la Amazonia representa el 60 % de los bosques tropicales del mundo. La conservación y gestión de este espacio empieza a ser planteado como una cuestión de política mundial, pero de momento Brasil se ve obligado a explotar los enormes recursos que la selva le ofrece para mitigar, en lo posible, la miseria de buena parte de su población y la elevada deuda externa que debe de sufragar. Ya se ha destruido alrededor de un 10 % de la selva por deforestación directa con implantaciones agrícolas, ganaderas, mineras, carreteras y embalses. Pero el proceso continúa, tanto por parte de empresas con intereses multinacionales, como por gente que sólo busca tierras cultivables para su propio consumo, problema que se acentúa debido al rápido crecimiento de la población.